El 24 de Septiembre ganó un partido increíble y se acomodó segundo en su grupo. Lo ganaba por dos goles de diferencia, se lo empataron y en la última jugada se quedó con los tres puntos.
Un partido regular desde el juego y emotivo en el desenlace. En el primer tiempo, el Rojo fue quien tomó la iniciativa. En un juego trabado, con pocas luces a la hora de acertar en los pases, generó en los pies de Peralta los dos primeros remates al arco. La visita no asomaba y a los 18 minutos, córner de la derecha, rechazó defensivo y el rebote en el bordo del área es capturado por Marcos Ordoñez que con un cachetazo de sobre pique la clavó contra un palo.
Era el mejor momento del Sportivo y a los 22 Palacio recibe de contra en la mitad del campo y con un pase magistral asiste a Peralta que la puntea ante la salida de Ríos Boaso y pone el segundo. Sin generar, tanto peligro el Rojo fue efectivo los primeros 30 minutos. La visita no había pateado al arco y a los 38, en la primera que tuvo, descontó.
Tiro de esquina desde la izquierda, centro a la puerta del cuadro chico y entró solo y sin marca Juan Pablo Vignolo y ponía al Tricolor a tiro. Los últimos minutos fueron sin penas ni glorias. El Rojo fue mejor y se iba con una diferencia justa, por lo hecho en las dos áreas.
En el segundo tiempo. El partido se desplomó, el Rojo ya no era el mismo y Sportivo Balnearia lo emparejó. La visita recuperó la pelota, pero no llevaba peligro. El encuentro entró en un gran bache donde los dos tenían sus arribos, pero todo se diluía en los metros finales.
Los cambios no le asentaron bien al Sportivo, se fueron los mejorcitos y quedaron los que más exhausto se los veía. Balnearia comenzó a notó el desorden y comenzó a inclinar la cancha. Primero aviso con un mano a mano que Bustos le saco a Zalazar tras pase filtrado de Vignolo.
Los minutos corrían y el nerviosismo se apoderaba de los dos. El fútbol no aparecía, solo quedaban las ganas de la visita por llegar a la igualdad y la entrega del Rojo por impedirlo. El Rojo no estaba firme y no aguantaba la pelota y a los 45 córner de la derecha, centro y la cabeza de Rivero para empatar el partido y la alegría del tricolor.
El Rojo sacó del medio y empezó a sufrir por que la visita después de la igualdad, lo quería ganar. Cuando parecía que todo se derrumbaba, Facundo Peralta con el corazón en la mano, encaró por la banda, ganó en velocidad y sacó un remate al primer palo en medio del achique de Rios y la pelota se metió desatando la alegría agónica.
Final y victoria, Justa porque en la balanza general fue un poco más el local, con dudas, por los minutos de desorganización y por la falta de cierre, pero con muchas emociones y un final que tiene que servir como envión anímico para lo que viene.
Fuente: Serra Maximiliano